viernes, 23 de septiembre de 2016

UN HOMBRE AVERGONZADO





Estamos en el año 2016, en pleno siglo XXI, y todavía es común ver episodios machistas de todo tipo en los medios de comunicación. Es indignante ver como la mente de algunas personas sigue tan increíblemente cerrada. ¿Qué es eso que se supone que tenemos los hombres para ser mejores que las mujeres? Si alguien lo sabe, que me lo diga, porque yo todavía lo sigo buscando con mis 17 años. 

36 mujeres han sido asesinadas en lo que va de año a manos de sus parejas, y estamos todavía en septiembre. Los informativos informan de los nuevos casos como si de un habitual partido de futbol se tratase. “Otra más”, anuncian los presentadores. Ya no es algo insólito, sino que parece que se está convirtiendo en una costumbre. La nueva moda es matar a tu mujer. 

Algo estamos haciendo mal. 

Y todo lo que estamos haciendo es insuficiente, aunque necesario: El Teléfono de asistencia: 016, Campañas del Gobierno contra la violencia de género (Sí, ese mismo que hace unos años quitó el Ministerio de Igualdad.) Pero hace falta más.

Aunque quiero dejar claro que no soy seguidor de este programa, llegó a mis oídos que ayer expulsaron disciplinariamente a un concursante de Gran Hermano 17 por sus comentarios machistas, gracias a la presión ejercida por los espectadores en las redes sociales. 

Las redes sociales son un arma de doble filo. 

Cualquiera puede entrar en ellas, por lo que puedes encontrar personas de diversa índole. Yo he llegado a encontrar comentarios machistas escritos por mujeres. ¿Que clase de mujer es esa que acepta estar subyugada ante los hombres? ¿Será la misma que admite que su pareja le pegue y le diga cómo debe vestir, con quién puede hablar o qué puede decir? 

En esas mismas redes sociales, también pude encontrar las miles de noticias machistas surgidas durante la celebración de los juegos olímpicos en Río de Janeiro, con titulares como: “Las muñecas suecas” (Revista Olé), “La lista de buenorras internacionales en los Juegos Olímpicos de Río”, que fue cambiado después (El Mundo), o “La “mujer de” gana el bronce” (Chicago Tribune), y muchísimos más, los cuales provocaron mucha crispación en el género femenino, como es lógico. 



Hablando de deportes, ¿Podríais contarme cuantos partidos de deporte femenino habéis visto durante el año, sin contar las olimpiadas? Se podrían contar con los dedos de la mano. Sin embargo nos faltarían dedos en el cuerpo para contar todos los partidos de de deporte masculino: Eurocopas, Ligas, Champions, Copas del Rey, Supercopas de Europa, Grandes Slams, y podría seguir hasta la saciedad. Otra pregunta, ¿Sabríais decirme el nombre de alguna jugadora de fútbol / baloncesto / tenis, etc, y el equipo en el que juega? A mi realmente se me hace difícil, ya que no me avasallan con sus nombres las veinticuatro horas del día. Bueno, sí, sé uno:

Valeria, una amiga mía, ha tenido que dejar todo e irse a Estados Unidos para poder jugar al fútbol femenino, ya que aquí no tenía ninguna oportunidad de futuro, a pesar de haber estado compitiendo en la Selección Española Femenina de Fútbol. ¿Por qué? ¿Por ser una mujer?. Con ella ya no valía eso de “juegas como una chica”, cuando era ella la que les quitaba el balón o les marcaba un gol en la portería. Y es que los propios futbolistas profesionales hacen declaraciones machistas con las que no apoyan el deporte femenino.

Sin ir más lejos: "El fútbol es cosa de hombres" declaraba ayer Luis Suárez a la prensa. 


Hay miles de ejemplos en la sociedad actual. Sin embargo, no todo el mundo parece pensar lo mismo. El machismo es exitoso, parece. Da dinero, da noticias, y vende libros y películas. Ayer se estrenó el trailer de la segunda parte de la  denigrante adaptación literaria: “Cincuenta sombras de Grey”. Y seguro que conseguirán llenar las salas de cine de todo el mundo y sus bolsillos, a cambio de hacer apología del machismo. Bravo por ellos. 

Todo esto, como hombre que soy, vivir en un entorno tan machista como este me parece vergonzoso. Bastante han sufrido en la historia las mujeres. Ya basta de gente retrógrada.

Y antes de finalizar, quiero dejar clara una última cosa:

Los hombres también pueden ser feministas. 

Yo soy feminista. 

Y todos deberían serlo. 


RAÚL BOBÉ ORNAD. 

Fotos: Twitter ( @ChicagoTribune / @MarcaTMF )

jueves, 22 de septiembre de 2016

LA LUCHA POR LA IGUALDAD

          A pesar de que el feminismo a día de hoy es un tema que está en boca de casi todo el mundo, todavía hay mucha gente que tiene una idea equivocada acerca de este. Muchos se piensan que las mujeres que defienden el feminismo están defendiendo la superioridad de la mujer sobre el hombre, pero obviamente, el feminismo no tiene nada que ver con lo que se conoce como hembrismo. Son términos completamente distintos. El feminismo es un movimiento que defiende la IGUALDAD entre ambos sexos.

          Desde tiempos inmemorables la figura de la mujer se ha posicionado por debajo de la del hombre. La sociedad determinó que la mujer solo servía para cuidar la casa, estar a la disposición de su marido y criar a sus hijos. Este rol se asentó con tanta fuerza en la mentalidad de la población que hasta las mujeres llegaron a aceptarlo, defenderlo y desde muy pequeñas ya sabían cuál iba a ser su función en la vida. Por fortuna, algunas mujeres se fueron dando cuenta de su valía y empezaron a reaccionar en contra de este rol impuesto.

¿Por qué no podían estudiar al igual que los hombres?

¿Por qué no podían trabajar fuera de casa al igual que los hombres?

¿Por qué no podían votar al igual que los hombres?

¿Por qué no podían hacer otras tantas cosas al igual que los hombres?

Y así, de esta manera, poco a poco, surgió el feminismo.

          Gracias a ese grupo de mujeres que se levantó para reivindicar los derechos femeninos actualmente existe la igualdad de sexos. Hoy en día la mujer puede votar, recibir la misma formación que los hombres, escoger su trabajo, escoger si quiere tener hijos o no, escoger si se quiere casar... En definitiva, las mujeres podemos escoger qué es lo que queremos hacer con NUESTRA vida. Ni el hombre es superior a la mujer, ni la mujer superior al hombre. Son IGUALES.

         Como mujer que soy es un tema que me afecta personalmente. En la actualidad todavía se siguen arrastrando algunos matices del machismo que se deberían de haber quedado en siglos anteriores. Todavía se siguen utilizando expresiones como ''lloras como una niña'' o “se viste así para provocar”. ¿Acaso llorar como una niña es algo malo? ¿Acaso no te puedes vestir como te de la gana?

          Eso es lo que falla en nuestra sociedad. La mujer ha conseguido avanzar muchísimo en el terreno de la igualdad. No obstante, siguen quedando escombros que se han de eliminar. Actualmente, por ejemplo, en el ámbito laboral, los sueldos de las mujeres son inferiores al de los hombres, les ponen más pegas a la hora de contratarlas por el hecho de que se puedan quedar embarazadas... Podría poner miles de ejemplo más, que a pesar de que parezcan insignificantes, no lo son.


          Espero que en un futuro todos estos escombros se hayan conseguido barrer, y que las futuras generaciones de mujeres y hombres consigan llegar a una igualdad absoluta. Solo será cuestión de tiempo.

Belén Astolfi Madruga

Pequeña feminista

A día de hoy, cuento con 22 años.  Desde mi punto de vista y las experiencias que he tenido a lo largo de mi (aún) corta vida, puedo echar la vista atrás y decir que en 10 años he visto una evolución abismal del feminismo.

                      Por qué empezó el feminismo en mí
Cada vez somos más las personas que nos percatamos de la diferencias, injusticias y tópicos que hay entre sexos. Pues bien, yo hace unos años que me di cuenta que siempre he sido feminista, incluso cuando no sabía ni qué significaba el término. Desde pequeña me he hecho preguntas las cuales me hacía vergüenza realizar a los adultos, a causa de mi miedo a estar preguntando algo que no debo o no es acorde a mi edad y sexo.
Bien, para ser más explícitos contaré algunas anécdotas que recuerdo de cuando era una niña.
En mi colegio, mi grupo de amigas y yo no acostumbrábamos a jugar con muñecas. No nos gustaban. No es que tuviéramos nada en contra de la gente que sí le gustaba, era simplemente que no le conseguíamos encontrar el sentido a mover una figura de plástico inanimada.

El mundo Disney también contribuyó a mi malestar con el
mundo en general. En esa época marcaban fuertemente las dife-
rencias entre sexos.


Yo quiero ser como Beckham
Entonces, ¿qué era a lo que jugábamos? A fútbol. Casi todo el tiempo del recreo lo acabábamos invirtiendo en correr sin parar, tirarnos por el suelo, hacer el chute más potente y aprender a mejorar nuestra técnica. Eso sí, cuando podíamos. ¿Por qué cuando podíamos? La respuesta es el por qué estoy escribiendo esto. Nosotras, las niñas, "no teníamos preferencia” a la hora de coger un balón, un terreno de juego, una portería. Porque éramos niñas y así nos lo decían los profesores cuando nos quejábamos de que lo chicos nos quitaban la pelota.
“Es que ellos son niños y sólo saben jugar a eso. Id a algún rincón del patio y jugad a mamás y papás”. En esos momentos recuerdo cómo me corroía la rabia por dentro y pensaba en que aquello era totalmente injusto.
He crecido con frases como “no es bonito que una niña llegue con la cara roja y sudada del patio. Eso es de niños” o “jugar a fútbol no es de chicas” o escuchar el típico “juegas como una niña”. Obviamente estas frases eran pronunciadas por niños; y muchas más veces de las que me quiero acordar, adultos. Recuerdo haber tenido momentos en mi infancia de creer querer ser un niño. Por el simple hecho de que a ellos se les estaba permitido jugar a fútbol, ensuciarse, escupir en el suelo, silbar, vestir como quisieran, vivir aventuras. Sobretodo la última parte. Me hice mayor con el cuento de la princesa que espera una eternidad a su apuesto príncipe encerrada en una torre, cepillándose el pelo y no haciendo nada porque es incapaz de pensar por sí misma si no tiene un hombre en su vida. Y de mientras, el guapo, inteligente y humilde caballero iba por el mundo en busca de su princesa y viviendo aventuras inolvidables, conociendo seres mágicos y acumulando experiencias para toda una vida. Cuando me preguntaban por qué no quería ser princesa yo decía que me parecía aburrido. Nadie me entendía. Yo decía que quería ser príncipe. Mis padre me compraban espadas de juguete y combatía enemigos invisibles, cabalgaba caballos imaginarios e inventaba historias de finales felices junto mis amigas.
La sexualización de los juguetes eran en gran parte culpables
de las enormes diferencias entre niño y niña.


Mamá, quiero ser feminista
Estos son pequeños hechos que de niña me resultaban pozos infinitos de preguntas sin respuesta. Y con un poco de perspectiva y años, he conseguido ver que no era yo la que estaba haciendo cosas “anormales”; sino que me adelanté a la sociedad respecto al tema del feminismo. Una sociedad en la que aún era habitual y aceptado el hecho de escuchar “el limpiar y cocinar es cosa de mujeres”.


Me gusta ver que en tan poco tiempo las cosas están cambiando y confío en que dentro de un tiempo conseguiremos una igualdad completa; pero aún hay mucho trabajo por hacer.






Fuente de las fotos:

-Pixabay:
http://www.shutterstock.com/es/pic.mhtml?utm_medium=Affiliate&utm_campaign=Pixabay&irgwc=1&&tpl=44814-43068&utm_source=44814&id=105557297

https://pixabay.com/es/rat%C3%B3n-de-micky-walt-disney-disney-1286470/


Enlaces de interés:

https://www.youtube.com/watch?v=Z7Pt_GMDdGo - Tráiler de la película "Quiero ser como Beckham" (VO, inglés)

http://www.ambienteg.com/integracion/la-jugueteria-toy-planet-lanza-un-catalogo-de-navidad-no-sexista/ - Artículo sobre la juguetería ToyPlanet y su catálogo de Navidad no sexista.










Ariadna Codina 

PEQUEÑOS DETALLES

¿QUÉ ES MACHISMO HOY EN DÍA?
¿Pegarle a tu mujer?

¿Mandarle callar siempre?

¿Ridiculizarla en público?

¿Levantarle la voz?

¿Tratarla como si fuera un trapo?

ESO CLARO QUE ES MACHISMO… ESO Y MUCHÍSIMAS COSAS MÁS

PERO……

¿QUÉ OCURRE CON LOS PEQUEÑOS DETALLES?

Todos estos ejemplos los tenemos presentes cada día en campañas de publicidad repitiéndose una y otra vez. No dejamos de leer frases como “NO ES NO” “ESO NO SE HACE” o “¿QUÉ PARTE DEL NO, NO HAS ENTENDIDO?” que actúan como una llamada social. Todos somos testigos de esta cantidad de hechos; y, sí, digo todos incluyendo el género masculino porque, por suerte, no todos los hombres caen presos de esa infravaloración femenina, de ese sometimiento y “poder” que se atribuyen algunos por el simple hecho de considerarse superiores a las mujeres.

Ahora bien,  ¿Es que acaso todo queda ahí?

Yo sé que NO. Que hay mucho más…

Este verano hemos escuchado los éxitos veraniegos: canciones pegadizas, con ritmos fogosos, con melodías enrolladas y que, la mayor parte de las veces, nos limitamos a bailarlas, escucharlas e incluso a cantarlas sin saber siquiera lo que esconden. Pero cuando uno se pone a escucharla atentamente puede darse cuenta de la cantidad de comentarios machistas que estas poseen. Y no hablemos de sus videoclips, que multiplica la intención de someter  y manipular a la mujer.
Varias canciones pueden ejemplificar esto:

“si te falto el respeto
 Y luego culpo al alcohol
 Si levanto tu falda me darías el derecho…”

“…eres mía, mía, mía
 No te hagas la loca eso
 Muy bien ya lo sabías…”

“…Por la cintura agarrarla
Y torturarla en un rincón
A solas duro castigarla…”

“agárrala, pégala, azótala…”


Y esto es machismo, por mucho que haya gente que siga considerando que se trata de una simple canción de verano. Creo que es necesario que todo esto sea difundido, para que a fin de cuentas, los jóvenes de hoy en día, aquellos en los que, según estadísticas, está subiendo el índice de machismo, sean conscientes de la cantidad de micro machismos que existe a su alrededor.

IRINA ALECHA GOICOECHEA